lunes, 27 de julio de 2009

Mensaje de Majita Scheinsohn

COOLABORACIÓN ACERCA DEL EJE TEMÁTICO DEL CAP N°7: LA PASIÓN

Nunca se me había ocurrido pensar en el fundamentalismo desde el lugar de la pasión, pero me dejaste pensando...Para mi las pasiones humanas no son necesariamente buenas o malas, lindas o feas, sino la expresión de algunas posiciones subjetivas de las que la mayoría de las veces no somos siquiera concientes.Edipo, en su pasión por esa mujer, por la que se sintió inevitable e irrefrenablemente atraído, terminó matando a su propio padre y, cuando advirtió lo que había pasado en su vida, terminó también arrancándose los ojos, en un inefable intento por dejar de ver (como si fuera posible, una vez visto....!), aquello que lo causaba desde su deseo...Cuando lo que se expresa es el fundamentalismo, lo que subyace es la intolerancia, aquello que resulta imposible soportar, la diferencia como eso que amenaza la propia integridad.Se juega el ser y no el tener, lo especular. Soy yo o es el otro, no hay espacio para ambos. La más mínima diferencia arrasa al ser, que queda entonces en un lugar que puede traducirse desde lo conciente con diferentes epítetos: ser subestimado, ser cagado, ser ninguneado, ser desconocido, ignorado, ser matado, ser destruído, ser perdedor, o menor dicho, en realidad, dejar de ser... Porque se juega a vida o muerte, no hay espacio para uno y otro. Desde esa posición subjetiva la mera existencia del otro implica la desaparición del propio ser. No es posible la conjunción "Y", es sólo e inexorablemente "O". "O" uno, "O" el otro, o vivo, o, si el otro vive, yo muero. Así, lo que inevitablemente acompaña a esta posición es el odio, la bronca, la violencia, la necesidad de matar, de exterminar al otro para sostener la ilusión de garantizar la propia existencia.Según cómo cada quien haya resuelto la tolerancia por lo diferente en su psiquismo, será cuán fundamentalista resulte y esto tendrá efectos no sólo en el fundamentalismo, sino también en otros aspectos de su vida, tales como la rivalidad, la competencia con el otro y la aceptación de la diversidad como algo posible de ser disfrutado, o como algo que amenaza la propia existencia y que nos deja por fuera de la posibilidad de acceso a la concreción de los deseos.Parafraseando a García Dupont, "...Es complicado comprender esto, porque estamos inmersos en un universo de lenguaje y marcados por el complejo de castración, entonces no podemos captar en su verdadera magnitud el clima de sin salida del registro especular en lo concerniente a la realización de algún deseo..." Desde este registro, no puede realizarse ningún deseo (o pasión...?), porque el objeto lo tiene el otro, pero el otro es el doble de uno mismo. Para acceder al objeto hay que matar al otro, pero resulta que el otro era yo...Se trata entonces de ser capaces de romper algo del propio yo para poder acceder al deseo, se trata de poder salir del narcicismo, se trata de ser capaces de perder algo, para no terminar perdiéndolo todo.No se puede estar en la misa y en la procesión, tener el amor de un hombre y el de todos, saber de algo y saber de todo, ganar siempre, estar hoy acá escuchando Ejido Humano y estar en otro lado simultáneamente, algo hay que estar dispuesto a perder, pero hay quienes intentan por todos los medios sostener la ilusión de que Ser/Tener todo es posible.Cuando la pasión supone la ambición de quererlo todo, de no perder nada, cuando el goce por el todo se vuelve central, narcicista, desmedido y no puede ser regulado por ninguna ley psíquica, se vuelve mortífero, tanático y nos deja por fuera del deseo y de la vida, propia o ajena.Soportar perder algo, soportar el profundo dolor que eso implica, paradójicamente nos permite acceder a... casi todo!

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